El Prosecco

Historia, maridajes y curiosidades del rey de los aperitivos italianos

El Prosecco

Fecha de publicación: 20/04/2021

Hay pocas certezas en la vida, pero una de ellas es sin duda que el Prosecco es perfecto para el aperitivo (y mucho más). Su increíble encanto y su gran versatilidad lo convierten en uno de los vinos italianos más populares y apreciados del mundo, tanto que entre 2013 y 2014 ha superado al Champagne en número de botellas vendidas.

Hay quienes lo beben sin preguntarse demasiado por qué, disfrutándolo sin más, y hay quienes se hacen algunas preguntas.

Por ejemplo, ¿cuál es su procedencia y con qué platos marida mejor? Si tú estás entre los curiosos, aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre este increíble vino espumoso.

 

Historia y origen del nombre

Es bien sabido que, cuando retrocedemos en el tiempo en busca de los orígenes de algunos de los mejores productos enogastronómicos italianos, la mayoría de las veces debemos remontarnos a la Antigua Roma. El Prosecco no es una excepción, hasta el punto de que, según una de las muchas hipótesis, su antepasado es el llamado "Pucino", descrito por Plinio el Viejo en su tratado "Naturalis Historia". Considerado un verdadero manjar y muy apreciado por las personalidades más importantes de la época, se decía incluso que el Vinum Pucinum era un elixir de vida.

Sin embargo, parece que los orígenes del Prosecco, tal y como lo conocemos hoy, se remontan a finales del siglo XVI: fue Prosecco, una pequeña localidad friulana no muy lejos de Trieste, la que dio nombre a este fantástico vino.

 

El terruño: las colinas Patrimonio Mundial de la Unesco

El Prosecco se elabora principalmente con uvas Glera en las regiones del Véneto y Friul-Venecia Julia: una tierra maravillosa, llena de laderas empinadas y viñedos labrados por la mano del hombre. En concreto, las colinas de Prosecco entre Conegliano y Valdobbiadene, en la provincia de Treviso, pasaron a formar parte del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2019. Aquí nace una de las dos DOCG de Prosecco, el Prosecco Conegliano Valdobbiadene Superiore DOCG (la otra es el Asolo Prosecco Superiore DOCG), cuya subzona Cartizze es considerada la mejor de la región. Sus viñedos orientados al sur y, por tanto, siempre soleados, disfrutan constantemente de la brisa del nordeste y del aire frío de los Alpes. Todo ello se traduce en una gran concentración de aromas en las uvas y una calidad muy alta de las mismas.

 

¿Tranquilo, frizzante o espumoso?

El Prosecco no es solo el vino espumoso que todos conocemos. Es un vino que se puede producir de tres formas diferentes:

  • El Prosecco tranquilo es un vino blanco sin burbujas. Se considera la versión "clásica", la única elaborada antes de la aparición del método de elaboración de vinos espumosos Charmat (o Martinotti).
  • El Prosecco frizzante se produce mediante el método Charmat en autoclave, como el espumoso, pero se caracteriza por una menor presencia de dióxido de carbono. ¿El resultado? Menos burbujas, con un perlage más ligero y menos persistente.
  • El Prosecco espumoso es sin duda la versión más conocida y popular de este vino, elaborada también según el método Charmat. Este se puede clasificar en Brut, Extra Dry y Dry según su cantidad de azúcar residual.

 

El rey de los aperitivos (y mucho más)

Lo que diferencia al Prosecco y lo hace tan popular es sin duda su versatilidad. Es un vino fresco y elegante, perfecto para cualquier comida, empezando por el aperitivo. En este caso, un Prosecco Millesimato es justo lo que necesitas para empezar con buen pie. Suave, vivaz, con claras notas de melocotón y albaricoque... El resto de la comida irá sobre ruedas...

Pero sus delicados aromas afrutados y florales también se prestan muy bien al maridaje con alimentos ligeramente cocinados, como los platos de verduras. Este vino marida muy bien con unos espárragos y con achicoria de Treviso, típicos de la zona donde se produce, pero también con otras verduras como las espinacas, los calabacines y las acelgas, sobre todo si se combinan con un poco de queso ricotta. En este caso, puedes apostar incluso por una versión Rosé Millesimata, con un bouquet fresco y afrutado, dotada de una interesante complejidad aromática y unos taninos suaves. Si vas a comer algo de pescado fresco, sushi o marisco, acertarás seguro.

 

¿Y con el postre?

No lo recomendamos, aunque sea una práctica habitual brindar al final de la comida con una copa de Prosecco. En realidad, en este caso se sigue el principio de la concordancia en el maridaje, es decir, sabores dulces con sabores dulces: combinar las burbujas de un espumoso seco con un postre dulce resulta un poco desagradable… Para ello, es mejor optar por un Moscato Spumante que, gracias a la aromaticidad propia de su uva de origen, se adapta muy bien a los sabores más característicos del final de las comidas.

 

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