Cuando llega el momento del aperitivo, los espumosos son siempre una garantía de éxito. El Prosecco es sin duda una opción ganadora para una pre-cena animada y apetitosa.
Detrás de una copa de Prosecco se esconden muchas caras. Su sutileza lo hace perfecto para todo tipo de ocasiones: marida de forma sublime con los platos más diversos. ¿Alguna vez lo has probado con un risotto de trufas o unas crudités?
El aperitivo por definición es con Prosecco
Ya sea en un buffet o en un aperitivo a la italiana con tapas y entrantes tradicionales, el Prosecco tiene la capacidad de asombrar a cualquier paladar por su ligereza y versatilidad. Puedes degustarlo solo o con Aperol y Campari para dar vida a los cócteles y bebidas más famosos de cualquier happy hour.
"¡Espumoso para cenar, gracias!"
Pero el aperitivo no es el único momento perfecto para degustar una buena copa de Prosecco. Llévalo a la mesa y deja que te acompañe durante cualquier comida.
Sírvelo con un menú a base de pescado o acompañando una cena japonesa con sushi y sashimi: disfrutarás de una botella de Prosecco Brut de principio a fin. Otro maridaje repleto de sabor es el del Prosecco Extra Dry con un plato a base de proteínas: acompañando unas legumbres, carnes blancas o quesos poco curados, el vino frizzante por excelencia te dejará sin duda más que satisfecho.
Un vino exclusivo para cualquier ocasión especial
Todo gran evento requiere una excelente botella de vino para descorchar en compañía y celebrar por todo lo alto. Sirve un Extra Brut con exquisitas ostras y crudités o con un primero a base de trufas o marisco para realzar a la perfección las materias primas. El Prosecco es también ideal para acompañar muchos platos tradicionales del norte de Italia, su tierra de origen, como la carne de caza y las setas, algunos de los ingredientes que son símbolo de la calidad Made in Italy.